El tiempo vuela y ya corre el primer fin de semana de Noviembre, el cual volvió a llegar cargado de vivencias en nuestra bendita Corporación, con motivo del “Día de Todos los Santos”.
Historia, tradición y fe se unen en una jornada para recordar especialmente a todas las personas ausentes que, por circunstancias, no pueden estar hoy con nosotros. Por esta razón, nos reunimos en nuestra casa-cuartel, la cual se va llenando de vida conforme van entrando hermanos e invitados, al mismo tiempo que empieza a oler a incienso para recordarnos que nuestra singular y querida Cuaresma se va acercando.
Tras unos momentos de convivencia, se escucha el llamador, señal inequívoca para comenzar cualquier acto en la Corporación. Una vez accedemos al salón y tomamos asiento, nuestro presidente Ezequiel Migueles abre la mesa para efectuar un minuto de silencio en recuerdo de todas aquellas personas ausentes y, seguidamente, se pasa a la bendición de los alimentos.
Durante el transcurrir de la comida, nuestro hermano Antonio Luque interviene para ofrecer la mesa a todo aquel que quiera expresar algunas palabras, aprovechando la ocasión para dirigirse a nuestro hermano Emilio Varo y hacerle partícipe de ello, quien nos hace reflexionar sobre la importancia de disfrutar de cada momento y de todo lo que nos rodea.
Más tarde, nuestro hermano Javier Urbano se levanta para realizar un brindis por los que no han podido estar presentes en este día, dedicándoles el Himno de los Ausentes y cuyo canto al unísono quedará grabado nuevamente en nuestras paredes.
Sin darnos cuenta, la comida toca a su fin, pero estiramos esta convivencia con un buen rato de tertulia y anécdotas en nuestro atrio.
¡¡VIVA LOS DOCTORES DE LA LEY!!
…“debemos de sentirnos muy afortunados por poder vivir, sentir y disfrutar de uno de los mayores tesoros: la Amistad”…
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