Sábado Tentaciones 2022

El tiempo parecía que no había pasado, pero a la misma vez… parecía que había pasado un siglo…

Dos años desde aquel, tantas veces recordado, tercer sábado de cuaresma del 2020; donde pude disfrutar sin limitaciones de lo que amo, de la tradición más longeva que existe en Puente Genil.

Decidí vestirme e irme andando solo hacía el cuartel. Tomé el camino más largo, quería pasar por el mayor número posible de calles mananteras. Volví a percibir el ambiente que más anhelaba: murmullos, cánticos, olor a preparos y vino, risas, … de cada cuartel abierto salía aire de alegría y mananta. El oxígeno más puro para los cristianos.

Al llegar, el vello de punta. Los primeros abrazos con los hermanos van de la mano de la mayor de las sonrisas, pero también de alivio, de volver a estar donde quiero, de que todo había pasado.

Llegaba el momento de entrar al salón, y por fin, tras las preces de nuestro hermano Óscar Cejas, llegó el primer brindis. Las emociones ya no podía controlarlas… había esperado tanto ese momento, que en la garganta tenia un nudo que apenas me dejaba hablar.

Tras las primeras cuarteleras, llegó la intervención de nuestro hermano David Bascón, que había tenido el honor de levantar la primera pata de nuestra vieja cuaresmera. Nos regaló la lectura de la crónica que realizó de dicho sábado de carnaval, en el que no pude estar presente. Nuestro hermano Ignacio Sanz, también intervino en la mesa, donde nos dejó más que claro, el amor que siente por nuestra Corporación, por sus hermanos, y cómo se ha convertido en un gran manantero, a pesar de no ser de Puente Genil.

Después de numerosas charlas con los hermanos, bromas y recuerdos… antes de finalizar el tapeo, nuestro hermano Francisco Morillo nos transmitió en su intervención, cómo el ambiente de la mesa le hizo cambiar toda percepción posible de la cuaresma que le llegaba.

Era el momento de visitar al patrón. ¡Qué ganas tenia de ver a mi añorada Alpatana! Entre copas y cánticos con los hermanos, habíamos llegado al Calvario… todo iba tan rápido que quería parar el tiempo.

Sin embargo, el tiempo se paró para vivir un momento entrañable. Junto con el hermano Toni, nos adelantamos en la bajada y pudimos disfrutar, estoy seguro, de algo que no se nos va a olvidar en la vida. Tuvimos la suerte de entrar al cuartel de El Viejo Pelícano, donde la Schola Cantorum hizo una visita para rendir homenaje a Manolo Machuca. Las palabras de Rafa Sánchez fueron, las que cualquier cristiano quisiera recibir, el día que no se encuentre en la tierra. Después, un cántico al Sepulcro. Recuerdo que le dije a nuestro hermano Toni: “creo que esto se puede estar escuchando hasta en el mismísimo Calvario”, el sonido era el de mil gargantas queriendo que aquel homenaje llegara al cielo. Fue impresionante. ¡Qué momento!

Aun emocionados y con la hora justa, llegamos a la cena. Unas cuarteleras… y nuestro hermano Víctor Migueles tomó la palabra para transmitirnos sus sentimientos y entonar el Himno de los Ausentes. El sábado tan esperado, parecía insuperable… pero me equivocaba.

El hermano Raúl García, que presidía la mesa en ausencia de nuestro presidente, se disponía a entregar la pata de tentaciones. Al ritmo que lo iba escuchando, el corazón cada vez me iba más rápido. Y cuando citó en sus palabras a mis dos hijas, ahí ya me di cuenta de que el sábado iba a ser, más que el soñado. Desde el 2010, que recibí la pata de hermano ejemplar, llevaba sin levantar ninguna.

12 años, 84 patas después… tenia el honor de volver a sentir lo más mágico que a un hermano de La Sentencia de Jesús le puede pasar. En todo este tiempo, me había emocionado con cada pata y con cada hermano homenajeado. La felicidad de mis hermanos siempre ha sido y será la mía. Tras la lectura de la biblia, y dar las gracias al presidente, me dirigí a mis hermanos para dar lo mejor que tenía de mí. Habíamos perdido demasiados momentos, abrazos y encuentros, … Las palabras que me salieron del corazón terminaron con el mensaje que siempre quiero que esté presente: “aprovechemos cada sábado de cuaresma, cada comida, cada momento con los hermanos… porque no sabemos cuando puede ser el último”. Hermanos, gracias por todo lo que me dais, aportáis y enseñáis. En mi corazón siempre. Os quiero.

¡VIVA LA SENTENCIA DE JESÚS!

¡VIVA LOS DOCTORES DE LA LEY!

«…la cuaresma, el oxígeno más puro para los cristianos…”

Francisco José Trenas Navas

Hermano de la Corporación

Sábado Carnaval 2022

Decía el hermano Presidente: “Y es que mil cosas bonitas van a pasarte esta noche”.

Lo que él no sabía es que desde el Jueves, de apellido Lardero, llevaban pasando cosas muy bonitas dentro de estas cuatro paredes. Y en ese momento se refería a mí, pero por mi cabeza, que ni me imaginaba que se estaba dirigiendo hacia mi persona, pasaban todos y cada uno de los rostros que estábamos aquí presentes. Porque es cierto, mil cosas bonitas pasaron esa noche.

Algunos privilegiados tuvisteis la oportunidad de veros y abrazaros desde bien temprano, pues se desarrolló el tradicional almuerzo del Primer Sábado de Cuaresma al que solo asisten los hermanos del Cuartel, sin invitados. Otros no tuvimos tanta suerte y nos unimos más tarde. En mi caso, me encontré con el resto en la Plaza España, frente a la Iglesia de San José, pues veníais de hacerle una visita al hermano José Ramón (Román para los amigos).

Y una vez llegados a nuestra Casa, sonó el llamador, ese que nos avisa de que, efectivamente, “mil cosas bonitas van a pasar esta noche”. La mesa rebosaba de alegría, los brindis y las risas fueron incontables, los cánticos, las cuarteleras. Y las intervenciones. La Sentencia tiene esa capacidad de hacerte pasar de la broma a la seriedad en un segundo. Y de repente, en la mesa solo se oye el silencio y las palabras de un hermano:

El reloj de arena se paró, -haciendo un gesto sobre la mesa como si el reloj de arena se tumbara horizontalmente- pero hoy le hemos dado la vuelta -volviendo a poner el reloj de pie-. Y parece que el tiempo no ha pasado. (Palabras del hermano Rigo)

Pero sí ha pasado mucho tiempo. Y llegó la subida a Jesús, ahora con sus vasitos de plástico y sus bromas correspondientes. Y hombre, todo hay que decirlo, los brindis no suenan igual… A la bajada, un tentempié en nuestra barra y de nuevo al salón. Vestido de gala, con la mantelería que nos regalaron nuestras madres, precisamente justo antes de que el mundo se paralizara. Volvieron las intervenciones, las palabras de amor de unos hermanos hacia otros, de nostalgia, de futuro. Y también pasó que tuve el enorme honor de ser el encargado de bajarle la primera pata a nuestra querida Vieja. A partir de aquí no sé muy bien cómo expresar que pasó. Sorprendido y muy muy feliz me dirigí al atril para agradecer, si es que se puede agradecer lo suficiente, lo que significa descolgar una pata en La Sentencia. Harían falta 7 viejas, no 7 patas, para ser justo con los corazones que componen la Corporación. Por eso me hallo escribiendo estas palabras, para intentar agradecer y estar a la altura de lo que supone la, ya bautizada, Terapia Sentencia para cada uno de nosotros.

Gracias por ayudarme a ser mejor persona, mejor cristiano y mejor compañero.

Familia, esto es necesario, y como ya dije, hay que vivirlo sin miedo. Y que nadie nos haga pensar que estamos obrando mal. No voy a decir que esto ya no hay quien lo pare, porque, demostrado está que nunca se sabe. Pero si el mundo vuelve a pararse, hermanos, que nos pille aquí.

¡Viva vuestro grupo! ¡Viva La Sentencia! ¡Y que viva la vida!

«…gracias por ayudarme a ser mejor persona, mejor cristiano y mejor compañero….”

David Bascón Esojo

Hermano de la Corporación

Un resurgir de sensaciones

Hoy quiero transmitir lo que para mucha gente será algo insignificante, pero quien disfruta bajo las trabajaderas, me comprenderá.

El viernes amaneció soleado, aparentemente era un día como otro cualquiera, pero antes de empezar a trabajar, mi móvil sonó y para mi sorpresa, era un mensaje de mi capataz dirigido a toda la cuadrilla, en él, nos recordaba la citación para el primer ensayo con el Señor, el primero desde hace 23 meses.

Cuando me dirigía a Puente Genil desde Sevilla – mi actual ubicación -, con marchas de Afligidos de fondo, no podía evitar sentirme nervioso por el reencuentro con mis hermanos, con los que llevaba sin tener contacto directo desde hace tantísimo tiempo, y estaba convencido que esa noche sería inolvidable.

Como es de costumbre, antes de ir al ensayo, los hermanos de la Sentencia hacemos una “previa” en el cuartel, y allí pude comprobar, que no solo era yo quien tenía esa cara de felicidad por el esperado reencuentro, éramos como niños en la víspera de la noche de reyes.

Llegamos a calle Casares, y empecé a recordar cómo era esa añorada “normalidad” que disfrutábamos hasta hace escasamente dos años. La calle estaba abarrotada de costaleros, comencé a saludar a hermanos que llevaba sin verlos desde el último ensayo de 2020, empezaron a fluir los sentimientos, me encontraba un poco nervioso, pero todo se fue disipando a medida que saludaba a unos y otros. A lo lejos escucho al Capataz decir que nos vayamos “haciendo la ropa”, esa frase, que inesperadamente para mí, hace que me recorra un escalofrío por el cuerpo y es que esas tres palabras guardaban tanto significado esa noche… significaban la vuelta, significaban que estábamos más cerca de alcanzar el cielo en una sola “levantá”. Y es entonces cuando se empiezan a despertar mis sentidos, saco el costal de mi macuto y el tacto de la doble trama o ese olor característico del costal, hace que mi mente empiece a recordar lo que tanto había echado de menos.

Una vez hecha la ropa, busco a mi hermano Luís para que me “tire de ella” y me la lleve a su sitio para “cargar” bien esos kilos que tanto añoro. De pronto, escucho el martillo hacer pum, pum pum, y siento que mi cuerpo se paraliza y que empiezan a agudizarse mis sentidos aún más si cabe.

Me meto bajo mi trabajadera, veo a mi “cuarta potente” y esa sensación de acariciar “el palo” y apoyar el costal, es indescriptible. Suena el llamador de nuevo, se escucha al capataz llamar al patero y volver a sentir ese “aaaayyyyyy” que se te clava en el alma, hace que me vuelva a subir a la nube de todos los años. ¡Yo que creía que esas sensaciones ya las estaba perdiendo!

Salimos a la calle a las órdenes del equipo de capataces, volvieron  a sonar nuevamente las marchas por la calle en las noches previas a Semana Santa, se escuchó al ”piador” ensayando para darle el toque mágico que cada Martes Santo hace que vibremos de emoción bajo el paso, el sonido del crujir de la madera cuando vas andando o el son del racheo de las zapatillas al unísono de todos los costaleros, hacen que se me erice el vello, y sin darme cuenta estoy dentro de esa burbuja en la solo estamos Él y yo, donde le cuento mis penas e inquietudes, donde rezo con el alma a cada pasito que doy y donde le pido por todos y para todos, además de rogarle que no nos deje nunca más pasar por este parón en la vida y agradecerle que un año más me permita ser sus pies para poderlo acompañar el Martes Santo.

Estas palabras nacen desde el sentimiento más profundo, desde esa anhelada vuelta que, por fin podemos decir, es una realidad. No me gustaría acabar, sin hacer mención a la Hermandad de la Santa Cruz, esa gran familia que trabaja durante todo el año, codo con codo para que todo esto sea posible. Muchas gracias por permitirnos, con vuestro esmero poder vivir todo esto, por hacer que la vuelta merezca la pena y siempre nos sintamos como en casa.

«…significaban la vuelta, significaban que estábamos más cerca de alcanzar el cielo en una sola levantá…”

Ezequiel Migueles Ruiz

Presidente de la Corporación

Y siempre seréis ejemplo

Hace unos días…y coincidiendo con la festividad de San Martín, hice lo posible para sacar un ratito de calidad en el día para tener a mi peque encima. Pude disfrutar de su respiración, su olor, sus ruiditos, su calor y ese amor tan grande que….en fin, aquí ya muchos saben de lo que hablo.

Por otra parte, tenía una espina pendiente con mi otra pequeña; mi Sentencia, pero debido a la lejanía, no quería que esa cita fuera en un día cualquiera. Y es que muchas veces, aunque parezca una tontería, he llegado a mi pueblo casi descolocado, como un ausente, un forastero o como dirían mis hermanos: un “guiri”. Solo vuestros abrazos, bromas y cariño me han devuelto a la realidad.

Esta vez, quería hacer las cosas bien y empezar a ensayar con tiempo, pues han pasado casi 2 años después de nuestro último abrazo. Nerviosos e ilusionados, Martin y yo nos sumergimos en “El Silencio que oprime mis deseos”…esa obra de arte que hace de todo menos estar en Silencio.

¿Cómo le cuento yo a esta criatura sobre la Sentencia? Apenas sonaron las primeras notas y la emoción ya me había recorrido todos los sentidos. ¡Qué voz más bonita tiene Urbano! ¡qué poesía con más arte narraba Ruiz!… ¿qué hace Sergio que no se dedica a esto? Increíble, indescriptible, sin palabras.

Allí seguíamos emocionados y sin perder detalle. Los hermanos nos contaban como era el Domingo de Ramos, una Saeta al Humilde, el Presidente ejemplo nos daba, y otro hermano del pasado, presente y futuro nos contaba… y más cante, más poesías, más dulce melodía, mas fotos que lagrimas derramaban… obra de arte, Sentencia de mi vida. Palabras de Esperanza, una mirada al Terrible desde tu rostrillo, ¡se pare el tiempo…se haga el Silencio! Incluso ¡nos fuimos con Chache a la Puente! … ¡menos paso! ¡Que no quiero que este sueño termine! Tal era el momento de Gloria que pude disfrutar de esos padres y madres que ya nos cuidan desde el Cielo. Así en el Cielo como en la Tierra, GRACIAS a vuestros padres y madres por haberme dado el regalo de teneros en mi vida.

Las notas de piano se me clavaban como vuestros abrazos. ¡Qué caras! ¡Qué alegría…! ¿Has visto Martin? eso es lo que os he contado desde el primer día.

Gracias hermanos por todo lo presente y todo lo que me habéis dado hasta hoy. Estoy seguro que lo mejor está por venir. Gracias a todos los que habéis hecho posible esta maravilla que quedará para la historia de la Sentencia. Gracias a todos los que han participado con sus videos, a los precursores, a los que no se rinden, a los que aportaron sus palabras, sus fotos, comentarios e incluso abrazos, que sin saberlo hicieron posible este sueño.

Y mención especial para nuestro hermano Sergio, que ha sabido dar vida a este sentimiento de una forma nunca vista…

Y como dijo el maestro, nuevamente GRACIAS:

“Vosotros sois el cimiento

Que a nuestra Mananta apoya

Y siempre seréis ejemplo

Trabajando… y en las sombras”

Amén.

«…gracias…”

Gregorio Triviño Luna

Hermano de la Corporación

Y cuando mires atrás, quizá ya hayas andado el camino

Hermanos, me dirijo a ustedes con la única intención de compartir un trocito de mi experiencia en el mes de agosto como peregrino del Camino de Santiago. La Sentencia, sin saberlo, fue más partícipe de ello de lo que os imagináis.

Como todos ya conocéis, el Camino de Santiago consiste en realizar un peregrinaje durante un determinado número de kilómetros (a pie, bicicleta o caballo), que termina en la tumba del apóstol Santiago el Mayor, ubicada en la Catedral de la ciudad que le otorga su nombre. Existen muchos caminos a Santiago, pero el original (El Camino De Santiago) es el Francés, que comienza en los pirineos. Esta fue mi ruta, junto a un grupo de amigos y hermanos, más que conocidos por todos nosotros, de Las Lamentaciones de Jeremías, de más de 115 kilómetros.

Durante 5 días anduvimos por parajes, calles y entornos que enamoran a todo aquel que los recorre. Y sin ser muy conscientes de ello, aquella experiencia tuvo mucho que ver con nuestra forma de vivir la Cuaresma y nuestra Semana Santa. Una atmósfera de Convivencia, Solidaridad, Ayuda al prójimo, Hermandad y momentos Compartidos rodean el simple hecho de caminar. Por eso se dice que el Camino de Santiago no es solo recorrer cientos de kilómetros, sino todo lo demás que envuelve esa acción.

Lo que vengo a contaros muy brevemente es lo siguiente: Al llegar a Santiago de Compostela, todo peregrino que haya superado más de 100 kilómetros de ruta y haya sellado su acreditación al menos en dos ocasiones en cada etapa, puede obtener el reconocimiento oficial que certifique que ha realizado el Camino. Bajo mi experiencia, cuando llegamos a la ciudad, el número de peregrinos a las puertas de la Oficina del Peregrino superaban las 4 horas de cola para obtener tal documento (Una pequeña decepción después de tanto sacrificio).

En ese momento, una lugareña se acercó a mí para contarme que, a un par de calles, se ubica el Convento de San Francisco, donde el cura de la iglesia que se ubica en dicho convento emite un documento similar a la Compostelana llamado LA BENDICIÓN DE SAN FRANCISCO. En ese mismo momento me acerqué hasta allí y, cuál fue mi sorpresa, estaba vacía, solitaria. El cura estaba abriendo las puertas en ese momento. Le pregunté al buen hombre si era cierto lo que me habían comentado y, amablemente, me invitó a pasar a la sacristía, dónde me explicó qué significa el documento y el sentido del mismo. Yo también le conté brevemente de dónde venía y cuáles eran nuestras tradiciones, pues el documento no iba a sellarse a nombre de una persona, sino de un colectivo: La Sentencia de Jesús.

Durante toda esta experiencia, yo iba sellando mi acreditación personal y una segunda acreditación que iría destinada a La Sentencia. El colofón final fue poder obtener también el documento de la Bendición de San Francisco para el colectivo, que, desde ahora, permanecerá en las paredes de nuestra Casa Cuartel.

Aprovecho estas últimas líneas para recomendar y desear a todo aquel que lea este testimonio, que se anime a vivir la experiencia del Camino al menos una vez en la vida. Sea por el motivo que sea: deportivo, religioso, reflexivo o social. Sin duda, tal y como hemos escuchado muchas veces, en la vida lo importante no es la meta, sino el Camino. Y para mí, ahora esta frase tiene más sentido que nunca.

            Un abrazo enorme a toda mi Sentencia y un saludo a cualquier lector que se pase por aquí.

            ¡Viva tu grupo!

«…y cuando mires atrás quiza ya hayas andado el camino…”

David Bascón Esojo

Hermano de la Corporación

Junta Verano 2021

Es imposible… imposible que el corazón no se acelere cuando uno camina Calle Cerrillo abajo. Al llegar, aun no has entrado, pero ya tienes media sonrisa en el rostro. Tras ello, la primera mirada a ellos, cuatro Doctores que reflejan la espera más paciente de La Sentencia; te santiguas y te adentras en nuestro cuartel bendito, dando gracias al Terrible y pidiendo que pronto volvamos a una normalidad, ahora hecha recuerdos.

Hermanos, el pasado 7 de Agosto por la noche, nos reunimos en nuestra Casa-Cuartel para celebrar la tradicional Junta General de Verano. En ella, tras la habitual lectura del acta anterior, se informó del estado de la tesorería de la Corporación y de los últimos avances que los hermanos de mantenimiento, de la mano del Hermano Javier Matas, están llevando a cabo en nuestra casa. Además, Javier Matas aprovechó para presentarnos las TORÁS que está realizando para nuestros pequeños Doctores.

Después de compartir una cena de las que ya se echaban de menos, con numerosas charlas, cánticos y bromas entre hermanos, pudimos vivir el momento más especial de la noche. Tras el reparto de la Lotería de Navidad, disfrutamos juntos del Vídeo: “El Silencio que oprime mis deseos”, más de una hora de imágenes, cánticos, poesías y recuerdos que nos hicieron a todos emocionarnos y valorar todo lo que hemos vivido, y lo que nos queda por vivir. Sin duda, dar las gracias a los hermanos Sergio Urbano, Javier Urbano y Toni Ruiz, así como a todos los hermanos que han hecho posible la existencia de este entrañable vídeo, que ya forma parte de nuestra historia.

Hermanos, para finalizar, quiero transmitiros que echamos de menos a todos los que no pudisteis estar allí. Espero que el Terrible nos de fuerzas para aguantar los últimos coletazos de esta pandemia, y que pronto, podamos volver a la normalidad, dadnos un abrazo y que el alma vuelva a su hábitat, a su esencia… a nuestra querida Sentencia.

¡¡¡VIVA LOS DOCTORES DE LA LEY!!!

¡¡¡VIVA LA SENTENCIA DE JESÚS!!!

Un fraternal abrazo

«…la espera va llegando a su fin, volveremos a nuestra mesa, a nuestro cielo en la tierra…”

Francisco J. Trenas Navas

Hermano de la Corporación

error: