Sábado Transfiguración 2025
Sábado de Transfiguración 2025 – El Camino de la Sentencia
Dicen que lo importante no es la meta, sino el camino hasta llegar a ella. Durante 25 años hemos recorrido este camino con esfuerzo, dedicación y, sobre todo, con la pasión que nos une.
Una casa, figuras bíblicas centenarias, página web, himno, marcha procesional, pregón de Jueves Lardero… Podrían parecer cosas materiales, pero cuando menciono la exposición del concurso de fotografía de Semana Santa, el viaje al Vaticano, los actos culturales, la exaltación de la Saeta Cuartelera, las visitas escolares, las comidas de Hermandad o las palabras de cariño de los grandes centinelas, no estoy hablando solo de la meta, sino del camino. Estoy hablando de lo que somos juntos, de la Sentencia.
Y con estos recuerdos, comenzaba una nueva Cuaresma, soñando cada noche con volver a cruzarme en vuestro camino. Tras horas de llamadas y mensajes sobre el himno, el XXV aniversario, el libro, la marcha, la hermandad, el grupo… en definitiva, nuestro día a día, llegó el momento de poner rumbo a mi Puente Genil del alma, rincón querido de España. Permitidme que empiece un día antes, porque para mí, esta jornada duró 48 horas.
Por la mañana, mientras llevaba a mis hijos al colegio, me despidieron cantándome el himno… parecía una cosa pequeñita y pensé: ¿cómo podía ser esta la meta, si no había nada más grande en el mundo que disfrutar del camino y ser consciente de ello? Así, con un amor pleno, empecé mi viaje. Los nervios me invadían, como si fuese una primera cita. No pude dormir el viernes, y estoy seguro de que muchos me entenderéis.
Y por fin, llegó el día tan esperado: el día de la exaltación de la amistad, el día de estar con mis personas vitamina. Aunque mis padres me acompañaron en la misa, quise tener un momento para mí y recorrer en silencio el camino hacia la iglesia. Solo, nervioso, con respeto y lleno de ilusión, me detuve en la puerta. Miré hacia atrás y comencé a ver a todos mis hermanos llegar y fundirse en un abrazo que solo se puede sentir. Ya había vivido ese momento el día de mi boda, cuando os esperaba en la puerta y, desde lejos, ya traíais los brazos abiertos.
El 15 de marzo de 2025 fue un día grandísimo y cargado de emociones, pero lo que realmente quiero resaltar en estas palabras es mi agradecimiento. Gracias por vuestro amor incondicional, por vuestra amistad, por ser mi familia y mi Sentencia durante estos 25 años.
Tuvimos el honor de celebrar el Almuerzo Oficial del XXV Aniversario de la Reorganización, contando con distinguidas personalidades y representantes de nuestras Corporaciones Hermanas, a quienes agradecemos profundamente su asistencia y apoyo en este día tan especial. Disfrutamos de un protocolo impecable, una organización excepcional y una comida exquisita. Además, se hizo entrega a la Corporación de la insignia conmemorativa de los XXV años, recogida con orgullo por nuestro Decano, simbolizando el legado y la continuidad de nuestra historia.
Uno de los momentos más significativos del almuerzo fue la presentación oficial del Himno de la Corporación «Sentencia», un proyecto en el que, con orgullo, durante 2 años, hemos estado juntado las vivencias de los 25 anteriores. Nuevamente, gracias a todos los hermanos que, de una forma u otra, han contribuido a hacerlo realidad: Javi, Raúl, Sergio, Roberto, José, Luis, Trenas, Benítez, Chaves y todos los hermanos de la Sentencia. Porque este himno lo habéis escrito vosotros. Un agradecimiento especial a Luque y Toni, cuya entrega y dedicación han convertido este sueño en realidad.
El destino quiso que pudiera disfrutar de mi padre en la mesa, quien, junto a mi madre, tiene tanta «culpa» de que yo hoy esté aquí celebrando esta efeméride con vosotros. Porque sin nuestros padres no seríamos la Sentencia, cuando cantemos nuestro himno, siempre recordaremos a nuestros centinelas, allá donde estén.
La celebración continuó durante la noche del Sábado de Transfiguración, con momentos inolvidables como la entrega de la insignia de la Corporación a los nuevos hermanos que se han unido recientemente a nuestro grupo: Daniel y José María. La entrega fue realizada por su familia, que también es la nuestra: Roberto y Rubén, respectivamente.
Fue mi segundo Sábado de Cuaresma en 10 años. Como siempre me pasa, me encontré mirando de un lado a otro para no perder detalle, pues todo me parecía nuevo, todo lo vivía con la ilusión de aquel niño de 15 años que un día se sentó en esta mesa y se quedó. En aquel sueño, abrí los ojos y el salón estaba en penumbra. El presidente dedicaba unas palabras de corazón a un hermano para que se acercara a descolgar la pata de nuestra querida Vieja Cuaresmera. Dijo mi nombre y volví a dar gracias por ser consciente de que este es el camino, y no la meta.
Sentencia es amor. Y el amor es dar, dar y luego, dar.
Que mi «Cruz, Corona y Caña»
sea la sombra de mi escena,
y por siempre mis dos sueños:
Nazareno y mi Sentencia.